Portada La Crónica de...
Roberto Martínez Carrancio
[Portada] [Crónica anterior]
Reportero intrépido, R.M.C. no se contenta con narrar los hechos, sino que nos transporta al mundo interior de los protagonistas y nos dibuja nítidos los contornos más sutiles de cada historia.
Invitado de excepción en la boda del año, R.M.C. nos hace aquí su dibujo particular.


Sabedores de los gustos de nuestro lectores, «El Bodorrio» ha pedido a su sin par reportero la ampliación de esta magnífica reseña. En tanto, disfrutemos de lo escrito.

 
Historia de una movida guapa

 

La noche acabó en la taberna del pirata tuerto, escuchando a Marilyn Manson y cosas por el estilo, entre cubatas y cigarros, entre olores maquillados y sombras agujereadas por los puros de la boda. El Ondi disfrutó con su Whisky-cola. Pedimos un Jameson cola pero allí no tenían, así que decidimos pedir un JB-cola. El camarero con cierta torpeza me manchó de coca-cola la americana de pana. Nos miramos a la cara durante unos instantes y él retiró la mirada y exclamó:
-«perdón»-
Le miramos con aire amenazante ¿qué se pensarán estos piratas vascos?
En esos momentos el tercer elepé de los Manson estalló en ruidos y zozobras. Fue magnífico. Luego nos retiramos con el buen sabor de una jornada completa.
El Ondi y el Roberto durmieron en la misma habitación. Pared con pared, hasta que un cabezazo del Ondi a las nueve de la mañana nos despertó.

¡Habíamos casado al Raúl con la Marijose! O viceversa.

---

El recibimiento fue cordial, sin mayores contemplaciones. Llevaba los bolsillos llenos de cajetillas de tabaco que su hermano había traído de algún lejano lugar a un precio más que asequible y entre humos nos tendió la mano a cierta distancia, con el temor de no mancharle el traje.

El Ondi decidió saltarle la ceremonia y se marchó a unas tabernillas que había en las inmediaciones, total, ya se sabía lo que iba a pasar.
El cura, funcionario de vocación abrevió la ceremonia y se mosqueó cuando a la hora de decir no sé qué, que les preguntó se echaron a reir. Qué pasa. A ver si no me caso, dijo Raúl...
Quieres por esposa... Quieres por esposo...
Sí. Yo también.
Unas hostias y a correr que todos somos hermanos.
Y corriendo al autocar para que nos llevase al pueblo de la comida. El Ondi dio la señal al conductor y marchamos. Qué buenos son, los padres salesianos...
Allí en el autobús conversamos con un anarquista recalcitrante que se había colado de rondón en la boda. Luego nos enteramos que venía por parte del novio.
Miguel, durante la comida tuvo una charla distendida que sirvió para que las acompañantes de ellos dos huyesen de la mesa y se refugiasen con la conversación que el Ondi mantenía con el cordero, algo reacio a su inmediata transformación en proteína y grasa alimenticia para el organismo del mismo. ¿Algo más? Sí por favor otra patita de esas que lleva mi nombre sobre su piel, esa, esa que pone Ondi.

 

 

© J. M. - 2001
Contactar al canalla que ha hecho la página.